Artículo de interés: El Lignum Crucis de Fray Juan Núñez
Tras el descubrimiento de América, la Corona mostró un gran interés en convertir al cristianismo a sus nuevos súbditos. Por ello, una gran cantidad de religiosos embarcaron hacía el Nuevo Mundo para llevar a cabo esta misión.
Con el fin de llevar un exhaustivo control, la Casa de la
Contratación de Sevilla realizaba el registro personal de todos los pasajeros, anotando
en los libros de viajeros sus nombres y el lugar de donde procedían.
En lo que respecta a la región extremeña, según los profesores
Pereira y Rodriguez, entre 1509 y 1599, embarcaron para el Nuevo Mundo
aproximadamente 8.500 extremeños. Aunque se trataba de una estimación
aproximada debido a la pérdida expedientes del Archivo General de Indias.
Los eclesiásticos participantes en la tarea evangelizadora formaban
parte de las diferentes Órdenes religiosas más representativas en España: Franciscanos,
Agustinos, Dominicos, Mercedarios y Jesuitas. El papel más importante de todas
ellas fue llevado a cabo por la Orden Franciscana con la fundación de numerosos
conventos en el continente americano.
En
el año de 1533, esta Orden fundó
la Provincia Franciscana
de los Doce Apóstoles del Perú con el fin de lograr una mejor organización
administrativa y un mayor desarrollo de la tarea evangelizadora, muy
relacionada a la organización civil colonial. Esta Provincia abarcó, en sus
orígenes, la mayoría de los conventos, residencias y misiones de la Orden Franciscana
en la parte hispana de Sudamérica. Lima fue la sede del Comisario General Franciscano,
llamado del Perú, cuya jurisdicción se extendía a todos los territorios
españoles de la América meridional, desde Caracas y Panamá hasta Buenos Aires y
el Estrecho de Magallanes.
Fray Juan Núñez nació en Villagonzalo en siglo XVI, no pudiendo concretar el año. En la villa pasó su infancia hasta su marcha e ingresó en una comunidad religiosa Franciscana donde se consagró como monje.
En su larga estancia en
tierras americanas, Fray Juan Núñez llegó a ser nombrado Padre Perpetuo y
Custodio de la santa provincia de los Doce Apóstoles de Lima y Provisor General
de las provincias de aquel reino. Como
reconocimiento a su labor evangelizadora, el Papa Paulo V y algunos
ilustrísimos señores cardenales le cedieron por sus méritos y virtudes un
artístico Relicario de madera donde se guardaban algunas reliquias de santos.
Antes de su muerte, como
muestra del cariño a su villa natal, donó este Relicario a la Iglesia
parroquial de la Purísima Concepción. Hay constancia documental de su
existencia y custodia por el párroco don Macario Márquez Ávila hasta 1936.
Actualmente, no se conoce su paradero, lo más probable es que desapareciera en
los lamentables sucesos acaecidos en agosto de ese año.
El
Lignus Crucis donado por Fray Juan Núñez |
Francisco Sánchez García
Cronista Oficial de la Villa
Octubre 2024
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