Cuarta píldora histórica contra el coronavirus

Nueva dosis de entretenimiento. Para hoy les traigo la nueva píldora contra el coronavirus, escrita por el cronista de la localidad. 
Espero que la disfruten. 
Feliz viernes, 
Celia (:


PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (4) 

LA GRAN FUMATA AMARILLA 

Una  cosa es fumar de gorra y otra es ahumarse. El vicio de fumar que consiste en darle unas chupadas a un cigarrillo, aunque sea molesto y dañino para los demás, queda dentro de los límites de lo aceptable. Pero lo que no se había visto nunca, y merece que figure en el libro “Guinness” de los récords, es una gran fumata del tamaño de una fábrica y con duración de meses como sucedió en Villagonzalo en 1989. 

Pues eso fue lo que ocurrió en esta localidad, donde la empresa Cavedesa situada a un kilómetro del pueblo comenzó a quemar masivamente los excedentes de la producción española de tabaco procedentes de Sevilla, nada menos que mil y pico de toneladas ese año, es decir, el equivalente a mil cien millones de cigarrillos, mal contados. 

Era como si hubiesen metido, durante meses, a los 1.630 habitantes de aquel momento dentro de un autobús, en un irrespirable ambiente parecido a los garitos de película de gangsters.  

Las fachadas de las casas se estaban poniendo amarillentas como consecuencia de la nicotina, la iglesia empezaba a negrear y el ruido oficial del pueblo era ya la tos unánime y general de todos sus habitantes, que corrieron el riesgo de quedar oliendo a humo para el resto de la vida, impregnados a la fuerza con los olores de la colosal fumata. Y dando gracias que los excedentes no fueran de marihuana, sino todos los vecinos hubiéramos sido participes de una gran comuna hippy. 

Lo que para algunos fumadores podría ser un paraíso –fumar gratis- para los vecinos era una continua pesadilla, una grave molestia, y una firme sospecha de problemas de salud. El humo les llegaba a las vías respiratorias, provocando picores en la garganta y en los ojos, teniendo que defenderse aquel verano cerrando ventanas y las mujeres quejándose de que la colada permanentemente olía a tabaco. 

Un año antes, la empresa Cavedesa había conseguido del Ayuntamiento una licencia de apertura para producir carbón vegetal a base de quemar leña de encina, olivo y eucalipto. El proceso, mediante una combustión a base de leña natural, marchó normalmente hasta que un penetrante humo y olor empezó a lamer durante la noche los perfiles del pueblo. 

El diario Hoy, el 5 de octubre, se hizo eco de algunos testimonios de vecinos: 

“Según los testimonio de los habitantes de Villagonzalo, localidad situada a 20 kilómetros al suroeste de Mérida, la combustión de tabaco que realiza Cavedesa preferentemente por la noche, y la perniciosa humareda, dependiendo en algún caso del viento, envuelve totalmente a 
la población, haciéndose netamente visible por ejemplo junto a las luces de las farolas. “A mí me gusta atender bien a los perros que tengo, y por eso me levanto temprano, a las seis, antes de ir a trabajar, y a esa hora hay un humo que se te mete en la garganta y te pica…”, cuenta el parroquiano de un bar.” “Eso es que los gitanos de Sevilla se han cansado de aguantar y los del tabaco han dicho, pues a quemarlo a Extremadura, que allí se aguantan”, apunta un compañero de barra.” “Los vecinos han tenido que pasar el verano con las puertas y ventanas cerradas, y aun así, cuenta Juani, una joven empleada temporalmente en la limpieza de las calles, “con las puertas cerradas entraba el humo en casa”. 

A la vista del problema, se reunió la Junta Local de Sanidad, con asistencia del alcalde en funciones, el médico, el farmacéutico y el secretario de la Corporación municipal. El alcalde Juan Gordillo expuso la situación y las molestias, y el médico, Francisco de la Cruz Márquez, declaró que los humos eran nocivos para la salud. A su finalización se acordó que Cavedesa dejara inmediatamente de quemar tabaco y se ordena su paralización, precisando Juan Gordillo Espinosa que no se está contra la actividad de carbón vegetal, sino exclusivamente contra la quema de tabaco. 

20 céntimos 
Días más tarde, el alcalde mantuvo una reunión en Mérida con un socio de la empresa “Cavedesa” de nacionalidad alemana, le ofreció 20 céntimos por kilo de tabaco que se quemara en Villagonzalo, a lo que el alcalde contestó que no “porque era perjudicial para el pueblo”. Manifestándole que el humo procedente de la quema del tabaco era malo para la salud, “incluso para los que estamos sanos, y así lo certificó una comisión local de la que formaban parte el médico y el farmacéutico del pueblo”. 

Trabajadores despedidos 
La consecuencia negativa fue que los 15 trabajadores empleados por la empresa “Cavedesa”, 7 fijos y 8 eventuales, fueron despedidos al decretar ésta el cierre patronal. 

Epílogo 


El placer del tabaco es algo que uno reconoce, pero los excesos son malos y fumarse de una vez mil cien toneladas de tabaco puro, es demasiado. Porque una cosa es fumar y otra sahumar a lo bestia a todo un pueblo. 




El alcalde Juan Gordillo (izquierda) junto a Salvador Casablanca (derecha)
Francisco de la Cruz Márquez, médico de Villagonzalo ese año

Francisco Sánchez García 
Cronista Oficial de la Villa

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