Duodécima píldora histórica contra el coronavirus

Hola, espero que estéis teniendo un buen fin de semana.
Como todos los días, os traigo la dosis diaria de historia para combatir este coronavirus.
Todavía quedan días duros, pero hay que seguir buscando cosas que hacer. Leer es una gran opción. Por ello, os animo a seguir día tras día las publicaciones de las píldoras y que escojáis algún buen libro para pasar el rato.
Espero la disfrutéis. Mucho ánimo,
Celia (:

PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (12) 

MAUTHASEN-GUSEN. ¿CUÁNDO COMENZÓ A JODERSE TODO?  

¿Cuándo empezó a joderse todo, Zabalita? Con esta pregunta arranca la novela de Vargas Llosa titulada “Conversación en la Catedral”.

Esta misma pregunta sería la que se hicieran los vecinos Luis Mendoza Fernández, Lorenzo Espinosa Casablanca y Alonso García Castuera el día que ingresaron en dos campos de concentración en territorio alemán. 

Comencemos por el principio, con aquella guerra iniciada en 1936 y la derrota republicana en abril de 1939, fecha de inicio de un masivo exilio a Francia, donde tampoco fueron bien recibidos debido a la entrada masiva de refugiados. Una vez pasaban la frontera los exiliados, eran seleccionados e ingresados en diferentes campos de refugiados vigilados por la policía francesa. Allí estaban confinados en hacinados barracones, conviviendo en unas pésimas condiciones sanitarias, sin acceso a agua potable y mal alimentados, con la consecuencia de padecer numerosas enfermedades, tales como la avitaminosis, la sarna, la disentería, el tifus, y finalmente la muerte.

Apenas llevaban allí unos meses, cuando el septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno francés decretó que todos los hombres exiliados, entre 20 y 48 años, pasarían a prestar servicios para las autoridades militares francesas bajo amenaza de ser repatriados a España. Para quedarse allí, serán muchos los que optaron por integrarse en Compañías y Regimientos de Trabajadores Extranjeros o bien en la Legión Extranjera. Peor no podrían ir las cosas, después de combatir tres años de Guerra Civil, ahora se ven inmersos en otra guerra combatiendo en un ejército extranjero. 

En los primeros días de junio de 1940 el ejército alemán deshizo las líneas defensivas francesas haciendo prisioneros a multitud de españoles y, al no reconocer Franco su nacionalidad española sino apátridas, fueron considerados “prisioneros políticos”, trasladados a territorio alemán e internados en diversos “stalags”.

Los “stalags” sirvieron como centros de paso para prisioneros de guerra, durante el tiempo que permanecieron en ellos trabajaron en minas y empresas industriales de todo tipo. En el Stalag XI-A de Altengrabow ingresaron Luis Mendoza Fernández y Lorenzo Espinosa Casablanca, este último como prisionero número 7582. En el Stalag XI-B de Fallingbostel, Alonso García Castuera  como prisionero número 86573.

Mapa de Alemania. Situación de los Stalag de Altengrabow y Fallingbostel 

Cuando pasaron a ser no aptos para el trabajo, debido a los malos tratos, y el hambre, fueron enviados al campo de concentración de Mathausen. 

Eso sucedió algunos meses después, cuando fueron transportados en tren hasta Mauthasen situado en Austria. Allí se les tatuó su número de preso en uno de los brazos, se les entregó su traje de presidiario llamado “drilich” (el pijama de rayas blancas y azules) y fueron identificados con un triángulo azul y una S de “spanier”, para ser reconocidos como “rotspanier” o españoles rojos. 

Mapa situación del Campo Mauthasen – Gosen en Austria 
Este campo de concentración estaba compuesto por cinco barracones de madera perfectamente alineados que, con otras cuatro filas de igual número, componían los veinticinco destinados a albergue de prisioneros. Tres grandes edificios de piedra gris: el primero contenía en su sótano las iniciales duchas a las que más tarde se añadió una cámara de gas; en otro, las calderas para la desinfección de las ropas; y el tercero, el más tétrico, contenía dos hornos crematorios provistos de una alta chimenea.  


Fotografía del Campo Mauthasen el día que fue liberado por las tropas estadounidenses  
Lorenzo Espinosa Casablanca y Alonso García Castuera fueron trasladados posteriormente al campo de concentración de Gusen, donde murieron. 
Fotografía del campo de concentración de Gusen 
Hasta su liberación por el ejército norteamericano, el 5 de mayo de 1945, fueron un total de 5.266 españoles los que ingresaron en diferentes años en  estos campos de concentración, de los que murieron 3.959. La gran mayoría fallecieron de hambre tras sufrir la esclavitud en unas canteras de granito y en unas condiciones sanitarias lamentables. 

Según los datos que obran en el archivo del KZ Gedenkstäte Mauthausen: 

Lorenzo Espinosa Casablanca. Nacido en Villagonzalo el día 10 de junio de 1905. Procedente del Stalags o prisión XI-A, Altengrabow, ingresó en el campo de concentración de Mathausen el 26 de abril de 1941 en  categoría de “Custodia protectora” con el número de preso 4546. El 30 de junio de 1941 fue trasladado al campo de Güsen donde falleció a las 8 horas y treinta minutos del día 2 de diciembre de 1941.  

En 1943, después de llevar dos años muerto, conforme a la Ley de 9 de febrero de 1939, se le incoa expediente de responsabilidades políticas por parte del Tribunal Regional de Cáceres con el siguiente número de expediente 156/1943.  

Alonso García Castuera. Nacido en Villagonzalo el día 13 de septiembre de 1912. Procedente del Stalags o prisión XI-B, Fallingbostel, ingresó en el campo de concentración de Mathausen el 27 de enero de 1941 en categoría de “Español rojo con el número de preso 5.527. El 17 de febrero de 1941 fue trasladado al campo de Güsen donde falleció a las 6 horas y 30 minutos del día 8 de julio de 1942. 

Luis Mendoza Fernández. Nacido en Villagonzalo el día 27 de septiembre de 1914. Procedente del Stalags o prisión XI-A, Altengrabow, ingresó en el campo de concentración de Mathausen el 26 de abril de 1941, con el número de preso 4.031, siendo liberado el 5 de mayo de 1945, por la 11ª División Acorazada del Ejército de Estados Unidos. 

De los tres, solamente Luis Mendoza Fernández, soportó durante cuatro años las extremas condiciones en las que se desarrollaba su vida diaria, además de haber tenido la tremenda suerte de no haber sufrido los métodos de exterminio utilizados por las autoridades nazis, como las cámaras de gas, las duchas heladas hasta morir de hipotermia, los fusilamientos masivos por las SS, los experimentos médicos de algún “doctor Mengele” o ser desangrado hasta extraerle la última gota de sangre para ser transfusionada a los soldados alemanes heridos en el Frente del Este. 
  
Francisco Sánchez García 
Cronista Oficial de Villagonzalo 

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