Décima píldora histórica contra el coronavirus

Buenas tardes a todos, como cada día, os traigo la décima píldora histórica contra el coronavirus.
Espero que os guste y recordad, mucho ánimo.
Celia (:

PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (10) 

AÑOS DE FUEGO Y COSECHA 
El siglo XX tuvo un mal inició, una grave crisis agraria extendió el hambre por la región, agravando, aún más si cabe, las condiciones económicas en las que vivía gran parte de la población jornalera.  
En Villagonzalo, este primer cuarto de siglo, las autoridades y grandes propietarios lo vivieron en una constante zozobra y preocupación. El pensamiento anarquista se había extendido por España, más lentamente por los pueblos de la provincia de Badajoz, donde había una permanente tensión social e iban calando ideas extremistas y radicales que acababa muchas veces en desmanes contra casas y cosechas. 
Aunque el movimiento anarquista surgió a mediados del siglo XIX, no será hasta en el primer cuarto del siglo XX cuando comienza la reorganización de los grupos anarquistas en muchos pueblos extremeños, donde algunos jornaleros se fueron organizando en secciones de diferentes oficios. 
Estas primeras agrupaciones anarquistas arrastraban una difícil existencia por el radicalismo de su mensaje, no obstante, las constantes crisis  económicas que de forma periódica afectaban a los campesinos y jornaleros extremeños, favorecían la protesta. Esta se manifestaba unas veces en forma de motines, otras mediante la ocupación de tierras y otras con la destrucción e incendios de cosechas.  
Entre 1915 y 1919 hubo un importante repunte de protestas con convocatorias de numerosas huelgas en el campo extremeño que llegaron a alcanzar elevadas cotas de conflictividad, fundamentalmente por motivos salariales, como la convocada en Villagonzalo en diciembre de 1916 ante la fábrica harinera “San Amaro”, propiedad de la familia Guillén, a quienes se les pedía el descenso del precio del pan vendido a los vecinos del pueblo. 
En 1919, con el fin de rebajar la alta conflictividad social existente en la localidad y, en un intento de frenarla, se fundó un Sindicato Agrario-Católico cuya Junta directiva fue presidida por el médico Don Julio Fernández de los Ríos, acompañado por miembros relevantes de la oligarquía local agrícola, y por el párroco Don Macario Márquez, que ejercía como consiliario o consejero religioso. Su filosofía impregnada de catolicismo se basaba en la elección de personas honradas e independientes, en la no participación en política posicionándose a favor de un determinado partido y en procurar el bien del pueblo y de sus socios. La sede sindical se encontraba en una casa sita en la calle Río, número 5. 
En “El Nuevo Diario de Badajoz” se recogieron varios de estos sucesos protagonizados por elementos anarquistas en Villagonzalo, sobre todo en el bienio de 1906-1907. 
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LA ANARQUÍA EN VILLAGONZALO 

El día 24, a las veintidós horas se inició un rápido incendio en la casa de doña Josefa Sánchez, en una hacina de leña que tenía situado en el corral, colindante con una de las calles más pasajeras de este lugarejo. 
Apercibiéndose enseguida uno de los hijos políticos de dicha señora, salió a la calle pidiendo auxilio y en menos de diez minutos estaba dicha casa llena de vecinos de todas las clases sociales, incluso el teniente alcalde que llegó el primero, comenzando a extinguir el fuego, dando ejemplo a sus subordinados y a cuantos le rodeaban, consiguiendo entre todos librar de las garras de una inmediata catástrofe a varios edificios inmediatos. 
Satisfechísima quedó la señora Sánchez y no pudiendo expresar su gratitud a todos los concurrentes en el acto, me encargó que por conducto de este ilustrado diario, y en su nombre, dé las más expresivas gracias a cuantas personas fueron a auxiliarla, así como también a cuantos han protestado de tan infame atentado, pues se cree haya sido intencionado por la forma de iniciarse; por consiguiente se precisa que las autoridades tomen una medida enérgica, poniendo a la vez en conocimiento de sus superiores, porque es rara la semana que no se comete algún atropello. 
Hora es que la justicia recluya en un manicomio a aquellos atentadores, si son cerebros perturbados o en una cárcel si son criminales de oficio. A juzgar por los hechos, parece ser que una pequeña cuadrilla de malhechores viene pululando desenfrenadamente por este pueblo laborioso, sin que las autoridades superiores hayan prestado a éstas legal y decidido apoyo, a pesar de haberlo pedido muchas veces, a fin de imponer la tranquilidad que todas las personas honradas desean. Por encima de hacer política, está el orden, la moralidad, el respeto a las personas y haciendas, el progreso, el interrumpido y cotidiano trabajo, y sin todo esto no puede existir aquélla, encontrándose en constante desorden todos los pueblos. 
Llamo, pues, la atención nuevamente del digno diputado por este distrito, Sr. Groizard, para que siga influyendo y sea concedido a este pueblo el puesto de la guardia civil que hace meses solicitó. Creo que no es pedir la luna, y sí protección para impedir tantos desmanes. Esto lo pide el honrado pueblo de Villagonzalo, el pueblo laborioso y progresista, lo pide la necesidad; no lo pide el cacique, a quienes solamente se ve que se les sirve en todo. También llamo la atención el recto, celoso, justiciero y caballero juez de instrucción de Mérida, para que coadyuve a imponer en esta el orden que todo pueblo juicioso desea, pues la autoridades gubernativas son como las nubes de abril, que prometen mucho y nada dan, encontrándola siempre pasteleando, posponiendo la política a todo. 
No he de terminar sin manifestar el juicioso y sensato juez municipal de este pueblo, que siga procediendo como hasta aquí, con estricta justicia, con la seguridad que todos le aplaudirán, solamente el insensato, el enemigo del orden, el consumado criminal serán los que protesten, como protestan de toda clase de autoridades. Tampoco se amilanan aquellos que han visto atropelladas sus propiedades, procurando unirse todas las personas honradas como en apretado haz, para auxiliarse y auxiliar a las autoridades para exterminar la anarquía que existe en este pueblo. 
(Nuevo Diario de Badajoz. 29 de septiembre de 1905) 

 VILLAGONZALO ANÁRQUICO 

El día 8 del mes actual, a las veintidós horas llegaba a la era de los Sres. Campos de Orellana, uno de sus criados, Braulio López, en ocasión que comenzaba a arder un montón de cebada, y al mismo tiempo que dicho criado extinguía el fuego daba voces a sus compañeros Felipe Sánchez y Francisco Puerto, que acudieron enseguida logrando no tomara incremento, hallando entre los haces que empezaban a quemarse, una regular cantidad de excrementos de caballería hecho ascua, mecha de la cual valiose una mano criminal para conseguir quizás la ruina de este pueblo, pues estando juntas todas las eras en la dehesa los Ejidos, pudo muy bien propagarse de una en otra si el viento hubiese favorecido a tan devastador elemento. 
Los señores Campos de Orellana, opinan que se trata de un hecho anárquico, puesto que todos saben en la localidad que tienen sus mieses aseguradas, como lo indican las placas colocadas en diferentes hacinas. 
Avisado por uno de sus criados, acudió enseguida uno de expresados dueños y el Sr. Alcalde, don Francisco Garrayo y el guarda de eras momento después.  General ha sido la protesta de tan infame atentado, y aun cuando nada se ha descubierto, la opinión pública censura enérgicamente la conducta de un delincuente empedernido, preso actualmente en la mallas del Código Penal. 
No es solo un criminal anarquista el que lanza una bomba a una apiñada e indefensa muchedumbre, o el que esgrime un envenenado puñal contra un elevado personaje, lo es también el que impunemente pretende destruir una hacienda, arruinar a un pueblo, o el que, valiéndose de testigos falsos, intenta procesar a un honrado y laborioso padre de familia infamándole. 
Si los tribunales de Justicia no prestan suficiente atención a los graves sucesos que tienen desarrollándose en este laborioso pueblo, imponiendo el debido orden, haciendo que se respete a las autoridades locales, personas particulares y a la propiedad, concluirá por ser esto una de las primeras kabilas del Rif y las personas de orden, las que enteradas de los hace tiempo vengo pidiendo en las ilustradas columnas de este popular Diario hará responsable a los encargos de hacer se cumplan las leyes. 
(Nuevo Diario de Badajoz. 16 de julio de 1906) 

¿QUIÉN NOS VA A IMPONER ORDEN? 
Sr. Director del Nuevo Diario de Badajoz. Desde Villagonzalo 
Hace tiempo que de labios de las personas de mayor orden y respeto de esta localidad, vengo recogiendo enérgicas protestas, censurando con dureza a los causantes que traen en continuo jaque no solo a estas autoridades, sino también a todas clases de personas, señoras, ancianos y jóvenes, ora presentando contra ellos denuncias falsas ante los tribunales de justicia, ora destruyendo plantíos, ora dando fuego a edificios, sin que las autoridades locales hayan podido cortar tantos desmanes y si alguna vez lo hizo, haciendo uso de los derechos que la ley le concede, se interpuso el insensato caciquismo, para que quedara en la impunidad, resultando con esto, que vivir en este pueblo es lo mismo que si se estuviera entre cafres, expuesto a ser víctima de alguno de ellos. 
Nuevamente han puesto –según se dice- una denuncia contra una pareja del benemérito cuerpo de la guardia civil del puesto de Guareña, imputándoles hechos falsos, como tendrá lugar de ver el digno Juez instructor para honra de tan digno como necesitado cuerpo. 
Si con tan indigno y repugnante procedimiento se pretende coartar los sensatos y justos procederes de dicho cuerpo ¿quién va a imponer orden en los pueblos pequeños, si se comienza por faltar y atropellar a las autoridades civiles? 
¿Acaso el perturbador, el bandolero, el criminal, va a aplaudir algún acto de la guardia civil? 
De estas denuncias como de cuantas a diario se presentan, ya en el Juzgado de Instrucción, ya en el Gobierno civil, ya en la Delegación de Hacienda, ya en la Dirección de Correos, ya ante el Fiscal del Supremo, parecen ser inspiradas por un ilustradísimo letrado que, careciendo de asuntos, pretende lucir así sus vastos conocimientos jurídicos. 
Sigan las autoridades desoyendo las justas quejas que se le hacen respecto a los sucesos que se desarrollan en los pueblos, que de ellos y casi siempre en ellos, es donde nace y se desarrolla con vigor el germen terrible de la anarquía. Campos de Orellana. 
(Nuevo Diario de Badajoz. Sábado, 10 de noviembre de 1906) 

ESTADO DE ANARQUÍA 
Seguramente seré el primero que desde las ilustradas columnas de la prensa tenga la honra de llamar su digna atención, y lo siento, pero será debido quizá, a que ningún pueblo de su distrito se encuentra, como éste, en un estado de continua provocación por parte de la gente del desorden; de esa gente que solo quiere la perturbación en los hogares, ambiciosa de personales venganzas; de esa gente matona, enemiga de toda persona de juicio, interpretando que para destruir políticamente a un individuo hay que insultarlo y vejarlo primero, y después exterminarlo materialmente. 
Es de necesidad, pues, que usted ponga cuanto esté a su alcance, a fin de que esté garantizada toda persona en esta localidad, y garantice también las haciendas, pues no ha mucho que le fue destruido un olivar joven al secretario de este juzgado municipal, y hace ocho días han causado el mismo daño en finca del concejal don Francisco Fuentes. 
He de advertir que de todos estos atropellos viene siendo objeto también el juez municipal D. Jacinto Guillén, y sus amigos políticos. Y ahora se me ocurre preguntar: Si estos señores emplearan las mismas armas con sus adversarios, ¿en qué convertirían a este pueblo? Pues que, en el transcurso de muy poco tiempo, casi todas las haciendas de la localidad serían víctimas del desorden del anarquismo. 
Y nuevamente pregunto: 
¿Qué sería de este laborioso pueblo si la justicia cayera en las manos de algún sujeto que tuviera por norma el desorden y la calumnia? 
Yo, que cifro mis deseos en que mi pluma se ocupe solo de mis aficiones agrarias, la separo por un momento para dedicarla a advertir a los nuevos honrados políticos, el estado intranquilo, anárquico, en que se halla este pueblo, suponiendo algunos rufianes que vivimos en el Riff y que ha llegado la hora de cometer toda clase de desafueros, ora insultando en los umbrales de su morada a impedidos y honrados ancianos, ora atropellando a juiciosos padres de familia, ora acusando a los más inconscientes para que, bajo el manto protector de la impunidad, cometan actos indignos. 
Hay que tomar una determinación, y las autoridades locales en primer lugar, a fin de terminar con toda clase de provocaciones y atentados, sin fijarse que sus autores sean de éste o de aquél matiz político. 
Cruzados de brazos parece ser que han permanecido las autoridades, debido, quizá, al cambio político, y hora es ya de que abandonen el periodo transigente en que se han hallado sumidas y se dispongan a seguir administrando recta justicia, haciendo comprender al que hace uso del sufragio que está también en el deber de respetar las leyes. 
No dudo, Sr. Dorado, que usted hará por que en este pueblo tan inmediato al suyo, y mayormente estando en su distrito, se imponga la tranquilidad necesaria, bastando para ello con que las personas encargadas de administrar justicia sean de gran prestigio en esta localidad, no admitiendo para ello en un ejército político a soldados aventureros que, en vez de ayudarle, solo servirán para prostituir sus filas, desempeñando el papel de la manzana podrida entre sus sanos compañeros. Campos de Orellana. Villagonzalo 14-V-1907 
(Nuevo Diario de Badajoz. Miércoles, 15 de mayo de 1907) 

HUELGA EN VILLAGONZALO 
En el día de ayer, y hora de las ocho de su mañana, salieron varios grupos de hombres y mujeres, unos a los caminos a sujetar a los trabajadores que iban a sus faenas diciendo: “Hoy no se trabaja, queremos que suban los jornales y que baje el pan”; otros se dirigieron a la fábrica de harinas protestando de la subida que había tenido el pan en tres céntimos. Consiguieron que hablase el administrador don Juan Giraldo con la central de Don Benito, por teléfono, y al momento consiguieron la baja del pan a treinta y cinco céntimos, como estaba anteriormente. 
No conformes con esto, siguieron sujetando a todos los que salían a trabajar a sus terrenos, hasta que fue precisa la intervención de la Guardia Civil. El teniente don Juan Pavón, que tantas muestras ha dado de su arrojo e inteligencia, y el sargento Blanco, dos cabos y tres parejas más, consiguieron restablecer el orden sin que hasta ahora haya habido que lamentar ninguna desgracia. 
(El Correo de la Mañana. 17 de diciembre de 1916) 
Noticia aparecida en “El Nuevo Diario de Badajoz” de 29 de septiembre de 1905  
Noticia aparecida en “El Correo de la Mañana” de 17 de diciembre de 19165 
Francisco Sánchez García 
Cronista Oficial de Villagonzalo 



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