Trigésima cuarta píldora histórica contra el coronavirus

Hola a todos.
Último día de la quinta semana de confinamiento. Parece que este durará un poco más, pero tenemos que pensar que es por el bien de todos. Espero que todos sigáis bien, pues un día más os traigo la dosis de historia. Ya es rutina y hoy toca la número 34.
Mucho ánimo para los días que nos quedan,
Celia (:


PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (34) 

DOS CASAS SINGULARES 

La casa modernista 

Esta casa situada en la calle Cruces número 6 fue la vivienda habitual del matrimonio formado por Andrés Fuentes y Petra Holguera. A principios de siglo XX era, como correspondía a la época, una casa grande de labradores donde las bestias entraban y salían por la puerta principal, cuyas piedras de granito centrales del pasillo fueron colocadas tal y como estaban cortadas, con un espesor de entre 20 y 30 centímetros, y después fueron pulidas allí mismo.  

Su hijo Isidoro Fuentes Holguera fue quién realizó la reforma integral de la casa en 1916, donde sobresale su fachada modernista. 

El interior tiene un pasillo central con piedras de granito en medio y flanqueado por baldosines fabricados en Mérida. Este pasillo está dividido por dos arcos, apoyados en sendos muros, que hacen tres divisiones. La primera corresponde a la entrada de la casa, a la derecha el recibidor y a la izquierda el despacho. El segundo tramo lo componen dos habitaciones a la derecha y otras dos a la izquierda. El último tramo está formado por un espacio diáfano, el comedor, y una sala de estar que da al primer patio a través de una reja, mientras que el 
comedor se comunica con la cocina y despensa, que aparece como un rabo añadido, ocupando ambas el espacio del primer patio. 

El pasillo es una bóveda de cañón mientras el resto de las habitaciones es de crucería. Las bóvedas del despacho y del recibidor están pintadas por artistas portugueses. En el despacho los motivos son pájaros y aviones de la época, y en el recibidor son motivos florales y cuatro cuadros de paisajes variados. El resto de la decoración del pasillo, salita y comedor, así como el zócalo estucado del propio pasillo se repintaron en los años 60 por pintores de La Zarza, cuyo jefe se esmeró haciendo sus propias plantillas para volver a pintar los motivos de decoración del pasillo, la sala y el comedor. 

La fachada fue reformada siguiendo cánones del movimiento modernista imperante en España, una corriente de renovación artística iniciada a finales del siglo XIX, durante el periodo denominado “belle époque”. Nació con la intención de crear un arte nuevo, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época y que hasta los objetos más cotidianos tuvieran valor estético y fueran accesibles a toda la población como el diseño de rejas y mobiliario.  

La fachada de dos plantas no es muy grande, con una composición bastante tradicional, totalmente simétrica y un fondo de falso almohadillado. La primera planta se compone de puerta de entrada y dos grandes ventanas con bonita rejería. Pero es la segunda planta, con tres grandes ventanales, donde se aprecia el predominio de la línea curva, con círculos, óvalos, cenefas y molduras. 

Sobre la ventana central, sobresale un mascarón femenino, una cabeza de mujer delicada y grácil, con ondulantes y complicados cabellos y los pliegues de las vestimentas (drapeado). Según los especialistas en arte, la imagen está inspirada en una dama irlandesa, Elizabeth Siddal, mitificada después de morir intoxicada con una sobredosis de láudano (mezcla de opio y alcohol). 

Esta figura esta coronada por un frontón semicircular decorado con: 
  • Los elementos ornamentales inspirados en elementos vegetales, en este caso, rosas y tallos entrelazados.
  • Las dos ventanas laterales están rematadas por pequeñas cornisas también decoradas con motivos vegetales, pero de una forma más pobre. 
  • A ambos lados, dos falsas columnas culminadas con una decoración simulando un capitel.
  • La fachada termina en una cornisa y sobre ella dos balaustradas que culminan en pináculos decorados con motivos florales. 



La casa del indiano 

Un Indiano solía ser hijo de familia campesina que se marchaba a América con el objetivo de hacer fortuna. Así era como se denominaban al emigrante español en América que retornaba rico. Felipe Peña, natural de Villagonzalo, decidió un día marchar a Buenos Aíres en busca de un futuro. Vaya si lo consiguió, porque allí realizó importantes negocios, abrió grandes empresas comerciales y se casó con Enriqueta Martínez Luciani, hija del cónsul de Italia en Buenos Aires. Pero a Felipe le podía la nostalgia y no tardó en regresar a Villagonzalo, donde compró fincas y construyó una bonita casa en la plaza de España. La casa se levantó a principios del siglo XX. Felipe Peña en su construcción importa el ejemplo de lo que había visto en Argentina y empleó nuevos materiales y técnicas como el hierro, hormigón, estucados… Su configuración de volumen es sencilla y racional: un bloque unitario que da a dos calles. Tiene tres plantas y sobre la última planta cuenta con un mirador, con ventanas simples en la fachada sur y dobles en la fachada oeste, con cubierta a cuatro aguas. 

Por dentro, en la planta baja se encuentran las piezas de estar y de recibir, sala, comedor etc. En la planta alta, los dormitorios comunicados entre sí por una escalera de amplio trazado que las relaciona sin necesidad de espacios de doble altura. Por último, una tercera planta o ático con las funciones de doblado. 

La fachada presenta un estilo ecléctico con influencia modernista. Sus muros construidos de mampostería están revestidos y encalados con amplia profusión de cornisas, jambas y resaltes que imitan columnas rematadas con dintel corintio y molduras. 

Llama la atención como la ornamentación aplicada en el perímetro de vanos y en las esquinas de los edificios está prácticamente generalizada, lo que pone de manifiesto el atractivo y la enorme implantación que este elemento decorativo ha tenido en el colectivo indiano. Los elementos coloniales se reflejan de modo singular en las coronaciones de ventanas y puertas. 

En la segunda planta tiene una amplia galería volada con barandilla de hierro y en la esquina, un mirador resuelto con un antepecho de obra que es como un observatorio prendido a la fachada. 

La amplia rejería en forja como es uno de los recursos decorativos usados más frecuentemente en todo tipo de edificios debido a su vistosidad como ornamento lineal, así como por la función que desempeña en distintos elementos constructivos. 

Y finalmente, el friso, el entorno de la cubierta coincidente con la coronación de la fachada para realzar el aspecto de las fachadas que, en algún caso, se ornamentarán con motivos tan singulares que darán el sello personal a los inmuebles. Todo rematado con otro mirador con antepecho realizado en obra. 
  
Francisco Sánchez García 
Cronista Oficial de Villagonzalo

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Nota.- Agradecer a mi amigo Julio Fernández por darme a conocer de manera desinteresada la historia de la casa modernista, tanto desde el punto de vista constructivo como la de su familia que habitó y reformó esa casa.

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