Vigésima píldora histórica contra el coronavirus

Hola a todos.
Con el final de la tercera semana de confinamiento, llegamos al vigésimo día con estas dosis de historia. Esperamos que este pequeño entretenimiento haya hecho la cuarentena un poco más amena.
Recordad que una buena lectura es siempre una magnífica opción.
Además, os comento que he creado una página más dentro del blog. Se trata de un foro público. Podréis dejar todo tipo de dudas, comentarios o cualquier sugerencia que os surjan. Para acceder a ella, solo tenéis que iros a la página principal y la encontraréis en la parte superior, justo al lado de la de 'Contacto'. Espero que os sirva de ayuda en estos días.
Sin más demora, mucho ánimo con la lectura,
Celia (:

PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (20) 

YO A SALOU, TU A CALAFELL 
A partir de los años sesenta del siglo pasado, se produjo el “boom” turístico español. Este fenómeno comenzó en Cataluña y en las Islas Baleares para, más tarde, llegar al resto de las regiones mediterráneas. Allí se levantan grandes complejos de hoteles y apartamentos para recibir a una inmensa cantidad de turistas europeos y, un tiempo después, a los turistas españoles. La amplia oferta de sol, playa y precios económicos fueron los principales ingredientes de este gran éxito.  
Estos establecimientos demandaban una gran cantidad de puestos de trabajo que esas regiones no podían cubrir, por lo que se producía una importante emigración para trabajar en el sector hotelero.  

En Villagonzalo, son muchos los jóvenes que marchaban en busca de unas mejores condiciones de vida y, por supuesto, también de unas mejores condiciones laborales. Había poderosas razones para marcharse: un trabajo y un porvenir. 

Los primeros se marchaban a la aventura y, una vez encontrado un trabajo, animaban a familiares y amigos para emigrar igualmente, que ya se encargaban ellos de buscarles trabajo hablando con la dirección de hoteles y establecimientos hosteleros. 

Cuando llegaba el mes de abril, se mostraban ya impacientes esperando la llamada telefónica del hostelero. Era el momento de cerrar las maletas y partir a la estación a coger el tren dejando atrás el pueblo, la casa y la familia. 

Allí llegaban para trabajar en cualquier negocio que los acogiera, ya fuera en hoteles, restaurantes, discotecas, churrerías, pollerías o chiringuitos varios. El trabajo abarcaba toda la gama de servicios: botones, cocineros, camareros, gobernantas, camareras de restaurante, camareras de habitaciones o recepcionistas. 

En las cocinas de hoteles y restaurantes necesitaban mucha mano de obra, allí trabajaban brigadas de cocineros, pinches de cocina, camareros, jefes de sala... Cada especialidad con las tareas perfectamente delimitadas y cada profesional solía contar con aprendices que, con el paso del tiempo, se convertían igualmente en grandes profesionales. 

La jornada laboral y los turnos de trabajo eran estresantes, con unos horarios larguísimos, desde la madrugada hasta la noche, pues se participaba en los desayunos, comidas y cenas. El salario mensual, ni que decir tiene era muy superior a lo que se cobraba en el pueblo, a lo que había que sumar las buenas propinas de los clientes. 

Los hoteles eran una “torre de Babel”, allí se alojaban para pasar sus vacaciones alemanes, franceses, ingleses, suecos…  La gran mayoría de 
camareros y camareras, desconocían los diferentes idiomas de tantos turistas de países diferentes, pero con el tiempo aprendían las palabras justas para atender a los clientes en la rutina diaria.  

Los empleados conformaban una gran familia, algunos vivían incluso en el establecimiento y, en esta larga estancia de convivencia, compartiendo trabajo, habitación y tiempo libre, se crearon grandes amistades para toda la vida, a la vez que se formalizaron muchas parejas que actualmente están casados y viviendo en Villagonzalo.  

La temporada solía durar desde abril a octubre, cuando comenzaba el otoño se producía el cierre de hoteles, entonces retornaban. Muchos de los que se marcharon en trenes luego regresaron con un coche recién comprado y al año siguiente se iban en él sin esperar al resto del grupo. 

Los principales destinos costeros donde trabajaron fueron Comarruga, Calafell, Segur de Calafell, Salou y Lloret de Mar.  Muchas parejas se casaron en estos lugares donde formaron su familia y fijaron su residencia, no volviendo a Villagonzalo, nada más que en vacaciones. 

Francisco Sánchez García
Cronista Oficial de Villagonzalo
(De pie) Antonia Fuentes, Isabel Moreno, Martina Ruiz, Maruja Castañeda, Nina Castañeda. (Agachada) Antonia Ponce 

Herminia Espinosa (2) , Isabel Cidoncha (3) y Petri Ruiz (4) 

(De izda. a dcha.) Nina Castañeda, Catalina Andújar, Miguel Miranda, Maruja Castañeda y Ángeles Trinidad 

Luisa Ordoñez y Catalina Miranda 

Francis Moreno y Lucas Rodríguez 

Vicenta Senit y Santi Carrillo 

Francisco Barco Barrero 

Manolo Andújar y Juani García con su hijo Carlos 

Emilia Mendoza (2) y Félix Farrona (3) 

Manola Lozano, Emilia Mendoza, Antonia Vargas, Antonia Pove y Ana María Pove 

(Izda. a Dcha.) Consuelo González, Vicenta Senit y María Patiño 

Francisco Barco (1), Vale Morcillo (3), Miguel Barco (5) y Julián Casillas (6) 

Román Trinidad Quintana 

Rosario Sánchez Fuentes 

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