Vigésima séptima píldora histórica contra el coronavirus

Hola a todos, ya estamos en el último día de la curta semana de cuarentena.
Parece mentira que llevemos ya un mes. Cuando nos queramos dar cuenta todo esto habrá pasado.
Mientras tanto, seguimos con las dosis de historia, hoy toca la número 27.
Espero que os guste y mucho ánimo,
Celia (:

PÍLDORA DE HISTORIA CONTRA EL CORONAVIRUS (27) 

FERROVIARIOS DE LA RENFE 

La empresa estatal Red Nacional de Ferrocarriles Españoles, más conocida como la RENFE, fue fundada en 1941 cuando el Estado decidió nacionalizar las vías y los ferrocarriles de España. 

Algunos vecinos fueron contratados en esta nueva empresa para trabajos vinculados exclusivamente al mundo ferroviario como jefes de estación, guardagujas y obreros de vías y obras. El trabajo lo realizaban en un ambiente militar muy jerarquizado, con una estricta disciplina. 

El colectivo de obreros de vía y obras era el grupo más numeroso del personal de RENFE. Dirigidos por un capataz, eran los encargados de realizar el trabajo diario de conservación de la vía. Lo hacían de forma manual, sin ayuda de ningún tipo de maquinaria, todo a pico y pala; ya fuera calzar la vía con el fin de mantenerla nivelada y alineada, renovar traviesas, limpiar cunetas, retirar piedras, tierra, vegetación, y de apuntalar taludes.  

Utilizaban el tren para desplazarse al lugar de trabajo, tanto a la ida como a la vuelta, por lo que sus jornadas podían llegar a las doce horas diarias y siempre expuestos a las duras condiciones meteorológicas, aguantando temperaturas extremas en invierno y verano. Además, las roturas de vías y descarrilamientos eran bastante habituales y podían ocurrir a cualquier hora del día o de la noche, por lo que siempre debían estar disponibles sin tener un horario preestablecido. 

La gran mayoría de ellos vivieron con sus familias en casas situadas junto a las vías del tren, llamadas “casillas”, separadas unas de otras por algunos kilómetros de distancia, en muchos casos sin luz eléctrica ni agua corriente. 

Otro grupo lo conformaban los guardagujas, entre ellos, Andrés Andújar Ponce y Francisco Hurtado Malfeito, encargados del manejo de las señales y de los cambios de agujas en las estaciones, cuidando de que cada tren ocupara su vía correspondiente cuando llegaban o partían. Ya fuera de día o de noche, en este último caso portando un farolillo cerrado herméticamente para que el viento no apagara su luz, soportando el tórrido sol del verano o las jornadas de lluvia y frío del invierno, montaban en su bicicleta y se dirigían al lugar donde se encontraban las agujas siguiendo las órdenes del jefe de estación. 

Y, por último, el factor o jefe de estación, entre los que se encontraba el señor Pedro Ledo Delgado, quien con su bandera roja y su silbato recibía y ordenaba partir los trenes, pero también era el responsable de la facturación y despacho de mercancías, la cuenta de ingresos y el despacho de billetes. 

Todos ellos, en especial los obreros de vía y obras que efectuaban un trabajo no especializado recibían un salario bajo. Para compensarles económicamente de alguna forma, la Compañía les ofrecía una serie de beneficios sociales como facilitarles créditos sin interés, viviendas a lo largo de la red viaria, atención médica, compra de alimentos a un precio especial en sus economatos de Mérida y Almorchón, y el famoso “kilométrico”, un carnet que les permitía viajar gratuitamente a los empleados y sus familias hasta un determinado límite de kilómetros. 

En esos años, hubo un gran número de trabajadores, así como las decenas de trenes que circulaban diariamente por la estación de Villagonzalo, tanto de pasajeros como mercancías, convergiendo hasta tres trenes en sus andenes habilitados. Era habitual ver mucho personal en la estación, ya fuera esperando coger el tren, la llegada de pasajeros o particulares para la facturación de mercancías.  

El cercano bar “Sol” de Nino García siempre se encontraba lleno de trabajadores que habían finalizado la jornada, así como de  pasajeros haciendo tiempo hasta la llegada de su tren. 

Francisco Sánchez García 
Cronista Oficial de la Villa


 Vecinos de Villagonzalo que trabajaron para RENFE
(A la dcha.) Andrés Andújar Ponce  en la estación de Guadiana del Caudillo  

Francisco Hurtado Malfeito en la bicicleta que utilizaba para cambiar las agujar. De fondo la casilla donde vivía con su familia.

El ferroviario Juan Miranda y su familia en su puerta de la casilla donde vivía (de izda. a dcha.) (de pie) Dominga Miranda, Juan Antonio Miranda, Maruja Miranda. (sentados) Antonia Miranda, Juan Miranda, Marce Miranda, Pedro Luis Miranda, Nicolasa Gil y Francisco Miranda   

Manolo Espinosa en la casilla de Antonio y Pastora 

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